En 1975 los Jemeres Rojos implantaron una sociedad comunista agrícola. Su objetivo era proclamar una sociedad sin clases sociales ni explotación. Por ello, eliminaron la moneda, el mercado libre, la escolarización y la cultura del país.
También aniquilaron a todas las personas intelectuales que hablaban un idioma extranjero o que tuvieran algún tipo de estestudios. Esto hace que hoy en día más de un 30% de la población adulta sea analfabeta (UNDP).
Las últimas estadísticas de la UNESCO, en 2013 afirman que el 31% de la población del país es menor de 14 años. En consencuencia, el futuro del país, independientemente de sus recursos, recae en la educación. Por tanto, Camboya se encuentra en una etapa de transformación. En contraste, el presupuesto del gobierno dedicado al sector educativo únicamente representa el 2,6% del PIB y solamente ha aumentado un 1% en los últimos 10 años.
La estadísticas afirman que casi 30.000 niños entre 6 y 12 años estaban desescolarizados en 2012. Y ascienden a 220.000 los mayores de 12 años que no asisten al colegio.
Esta es una de las razones por las que Camboya ocupa el lugar 136 de 187 de países en el 2014 en el Índice de Desarrollo Humano del PNUD.
Los importantes retos a los que se enfrentan los niños y que nos han convencido para llevar a cabo este proyecto es el difícil acceso a la educación básica.
En los últimos años se ha extendido la educación básica en todo el territorio camboyano y la tasa de matriculación ha aumentado. Pero la asistencia regular de los alumnos y la finalización de los estudios primarios siguen siendo un desafío en pleno siglo XXI.
La continua falta de escolarización y el trabajo de los niños en el campo se refleja en la inestabilidad económica de las familias. Este hecho repercute en la insuficiencia de recursos para obtener alimentos y, al mismo tiempo, afecta en su salud, en la concentración en el colegio y, paralelamente, en su futuro.
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